Tiroidectomía total
Usted va a ser sometido (a) una Tiroidectomía.
Esta cirugía se realizará porque tiene una enfermedad, nódulo, o tumor o enfermedad tiroídea, es decir, es más seguro para usted someterse a esta cirugía que permanecer tal como se encuentra ahora.
Esto consiste en la extirpación completa de la glándula tiroides, por lo que es importante informarle que después de la cirugía va a necesitar de un tratamiento de reemplazo hormonal de por vida, es decir, necesitará tomar diariamente y a permanencia, un medicamento (fabricado con hormonas tiroídeas sintéticas) para reemplazar la función de la glándula tiroides.
Habitualmente la indicación de este tratamiento y la regulación de la dosis adecuada para usted, estará a cargo de su Endocrinólogo tratante, por lo que es muy importante no perder contacto con él.
Esta cirugía es una Cirugía Mayor, es decir, requiere una hospitalización (no es ambulatoria) de al menos 1-2 días y se realiza bajo anestesia general. Habitualmente requiere un reposo relativo (y/o licencia médica) de al menos 15-20 días, pero en caso de confirmarse un diagnóstico de malignidad (cáncer) o en caso de complicaciones de la cirugía, puede ser necesario reposo laboral por varios meses.
En esta cirugía, existen todos los riesgos habituales asociados a cualquier cirugía mayor con anestesia general, como por ejemplo:
- reacciones alérgicas o adversas a la anestesia,
- descompensación de sus enfermedades crónicas o de base,
- dolor y molestias asociadas a la intubación (procedimiento indispensable para la conexión a la ventilación mecánica),
- Alteraciones en la sensibilidad de la piel del cuello
- infecciones o hemorragia de la herida operatoria,
- necesidad de reoperaciones (extraordinariamente infrecuente),
- otras complicaciones poco habituales, que pueden ocurrir con una frecuencia menor al 1% de los casos.
Además existen algunas complicaciones específicas de esta cirugía:
- Disfonía: Alteración en la calidad de la voz
- Hipocalcemia: Descenso en los niveles de calcio en la sangre.
La disfonía pude ocurrir por alteración en la función de los nervios que mueven las cuerdas vocales, y que tienen su trayecto extremadamente cerca de la tiroides, y por lo tanto, al separar la tiroides de ellos, pueden “resentirse” y funcionar mal posteriormente. Esta alteración puede ocurrir entre un 30-40% de los casos.
En el caso de producirse disfonía, esta habitualmente es transitoria y se recupera espontáneamente, pero en algunos casos puede requerir estudio endoscópico (nasofibroscopía) que lo realizan los médicos otorrinolaringólogos, y posterior tratamiento con “terapia vocal”, tratamiento que realizan los Fonoaudiólogos. Su cirujano realizará la correspondiente derivación en el momento oportuno.
La Hipocalcemia, puede ocurrir por disfunción de las glándulas paratiroides.
Las paratiroides son glándulas endocrinas (productoras de hormonas) que se encuentran habitualmente en número de 4, íntimamente adheridas a la región pósterolateral de la tiroides (2 por lado). Su función es producir la hormona paratiroidea o parathormona, que es una de las hormonas encargadas de regular la concentración de calcio en los fluidos corporales.
Por lo tanto, durante la cirugía, es necesario separar las paratiroides y sus respectivos vasos sanguíneos desde la tiroides, y este proceso, puede causar su disfunción transitoria.
La probabilidad de presentar hipocalcemia es de aproximadamente un 40-50 % de los casos, habitualmente es leve, y su tratamiento consiste en aportar calcio, en forma de tabletas orales que se toman transitoriamente. En aproximadamente el 1% de los casos, puede prolongarse por más de 6-12 meses.
Ocasionalmente también es necesario agregar otro medicamento que estimule la absorción de calcio (Rocaltrol o Calcitriol).
Una complicación general que ocurre con una frecuencia muy baja (aproximada del 1 % de los casos) pero que reviste gravedad, es el hematoma cervical, es decir la ocurrencia de una hemorragia en el sitio operatorio y cuyo tratamiento consiste en la reoperación inmediata.
La tiroidectomía se realiza con una incisión en la región central y baja del cuello, tratando de seguir los pliegues cutáneos naturales, con una longitud habitual entre 4 y 6 cm, pero esto puede variar dependiendo del tamaño de la glándula y del tipo de cuello del paciente.
Sólo en algunos casos, cuando se observan adenopatías (“ganglios linfáticos patológicos”)en el cuello o mediastino (en el tórax, detrás del esternón), puede ser necesario extirparlas durante la misma intervención. Para esto puede ser necesario realizar una incisión mucho más extensa, y además puede ser necesario dejar un drenaje, el cual es un material de plástico o silicona que se instala para extraer los fluidos que se pueden acumular en el lecho quirúrgico después de la intervención. Luego de algunos días ese drenaje se extrae fácilmente sin molestias.
Algunos pacientes pueden tener una tendencia personal a formar cicatrices gruesas y molestas, conocidas como “queloides”. Esto es bastante poco frecuente en Cirugía de tiroides, pero no imposible, por esto es importante seguir los controles postoperatorios, que nos permiten buscar alternativas de tratamiento para estos y otros defectos de la cicatrización.
Con la experiencia de nuestro equipo quirúrgico, la incidencia de estas complicaciones es extremadamente baja, similar o más baja que le reportada por las Clínicas más importantes de nuestro país y comparable a importantes centros internacionales.
Existen otras posibles complicaciones, que pueden presentarse en cualquier tipo de intervención quirúrgica, como infecciones de herida operatoria, infecciones respiratorias, atelectasias pulmonares (colapso de segmentos pulmonares por secreciones bronquiales), trombosis venosa profunda (formación de coágulos en el interior de venas profundas), tromboembolismo pulmonar (coágulos que viajan dentro de las venas hasta depositarse en el pulmón), cardiopatía coronaria, insuficiencia respiratoria, insuficiencia renal, insuficiencia cardíaca, reacciones alérgicas o anafilácticas, insuficiencia hepática, etc. Son extraordinariamente raras e infrecuentes en cirugía de tiroides.
La mortalidad quirúrgica o anestésica, complicación más temida de cualquier cirugía, es extraordinariamente infrecuente para la Tiroidectomía, y este equipo quirúrgico no reporta ningún caso a la fecha, pero en Medicina no existe el 0 %, por lo que no es imposible de ocurrir.
También es importante que recuerde que todo tejido que se reseca de su cuerpo va posteriormente a estudio (biopsia), esto consiste en que su glándula es sometida a procesos químicos y físicos, que permiten observarla bajo microscopio y realizar un “Diagnóstico Histológico”, que es la verdad final de lo que ocurría en su tiroides. Este resultado habitualmente se encuentra disponible en el establecimiento donde se operó, al cabo de 10-15 días desde la fecha de su intervención, y es imprescindible revisarla en conjunto con su cirujano, y su endocrinólogo (o internista tratante).
Si el resultado de su biopsia definitiva demuestra un Cáncer de tiroides, en algunas ocasiones (no siempre), puede ser necesario administrar un tratamiento complementario conocido como “Radioyodo” o “yodo radiactivo”. Este tratamiento se realiza en una Unidad de Medicina Nuclear, lo indicará su endocrinólogo tratante, cuando corresponda. Es un tratamiento oral, habitualmente se administra por una vez, y puede realizarse a partir de la 4ª semana después de la intervención y requiere varios días de aislamiento. No tiene relación con la Radioterapia externa ni tampoco con quimioterapia.